domingo, 25 de noviembre de 2007

Una economía independiente

Cuando según sean los precios externos la economía vive y florece, o se desgrana y perece, ésa es una economía dependiente.

Ésa no es la economía que queremos.

Nos prometieron un país productivo, que habría sido independiente. Como en tantas otras cosas, desde 2004 hacen lo contrario de lo que dijeron.
Las exportaciones “no paran de crecer”, pero sólo porque están tan altos los precios externos: somos dependientes de ellos.
La cantidad de empleados públicos, y con ellos el gasto fiscal, no paran de crecer, en este caso sin comillas. La gente que busca trabajo es dependiente del Estado.
El Gobierno inventa nuevos impuestos que nos sacan parte de lo que habíamos ganado trabajando honestamente y, cuanto más y mejor trabajamos, más nos sacan: somos dependientes de la imaginación de los que trabajan para encontrar formas de sacarle plata a los que trabajan para dársela a los que no.
El número de los jóvenes que eligen emigrar no para de crecer, y en este caso tampoco hay comillas. Ellos dependen de tener que buscarse la vida afuera.
Mucha gente encuentra que es fácil asaltar y robar. Los ciudadanos que querrían vivir en paz dependen de las rejas, dependen de las alarmas, dependen del sereno que contratan, dependen del 222, dependen de comprarse un revólver para defenderse a balazos –y cuando lo hacen, mueren a manos del delincuente o lo matan y van presos.
Muchos sindicatos piden lo imposible y, cuando no lo consiguen, paran y ocupan lugares de trabajo. Los demás dependemos de las exigencias sindicales.

Ésta no es la sociedad que queremos.

Queremos una sociedad donde volvamos a tener industrias que den empleos decentes, y así el mercado de trabajo remunere al que trabaja y vayan desapareciendo los trabajos que son casi mendicidad a medida que la gente vaya teniendo alternativas mejores que recoger basura o limpiar parabrisas en las esquinas.
Queremos una sociedad donde los jóvenes tengan opciones razonables dentro del país para que no se sigan yendo.
Queremos una sociedad que sea capaz de innovar, de buscar cosas nuevas, de exportar y de producir para el mercado interno.
Queremos una sociedad donde los sindicatos funcionen democráticamente y no cierren empresas donde 15 querían quedarse con ella mientras otros 47 preferían seguir trabajando como antes pero no los dejaron decirlo.

Esa será una sociedad independiente, que busca y encuentra sus caminos y los transita.

Para hacerla hará falta mucha firmeza y llevará bastante tiempo porque el actual Gobierno las tuvo todas a favor pero las hizo todas en contra. Y todavía faltan 27 meses para que se vayan a sus casas.
Los invito a que aprovechemos esos meses para discutir esos caminos que el Uruguay deberá transitar porque la cosa está en el “cómo hacerlo” y ése “como hacerlo” hay que construirlo entre muchos en un diálogo democrático y serio.