lunes, 9 de noviembre de 2009

Para Búsqueda - cartas de los lectores

Estimado Sr. Director, es cosa de las profesiones.
Están los que hacen cuentas, calculan el aumento del total de salarios pagados en la economía –la llamada masa salarial- y, si son del Gobierno, festejan porque la misma aumentó significativamente en este año. Si son contadores de un shopping, le agregan a la expansión de la masa salarial el efecto de la caída de la cotización real del dólar entre nosotros, y se frotan las manos pensando que será espectacular la próxima zafra navideña, y que el grueso de la expansión de las ventas será en electrodomésticos.
Están los que informan y se lo cuentan a su público, es decir los periodistas, que después de conversar en el shopping, difunden la buena nueva en primera plana si son del diario, o en lugar destacado del noticiero si son de la TV.
Y estamos los que analizamos qué significa esto y, no siempre, aparecemos como aguafiestas.
No siempre, pero sí esta vez.
Que haya crecido la masa salarial del sector público sería defendible si los ingresos públicos hubieran crecido en la misma proporción y de modo previsiblemente estable para el futuro. Pero no fue así, porque esa expansión se financió con déficit fiscal. El mismo va a resultar un problema político serio en 2010 cuando el Gobierno entrante –sea cual sea- tenga que decirle a COFE “muchachos, lo siento, pero no tengo cómo pagarles lo que se les prometió el año pasado”. Conviene preguntarle a la IMM qué pasa en esos casos.
Que haya crecido la masa salarial del sector privado sería excelente si hubiera crecido en la misma proporción la productividad de las empresas que tienen que pagar los salarios. Pero ocurrió lo contrario, ya que la tasa de crecimiento del empleo privado no agropecuario superó largamente, en 2009, a la del PBI de esas mismas empresas. Quiere decir que con menos productividad las empresas privadas tendrán que ver cómo pagan salarios reales incrementados. Esto se traducirá en conflictos obrero-patronales, en reducción del empleo, en caída de la inversión y, posiblemente, hasta en cierres de empresas.
Que se prevea un despegue intenso de la demanda por electrodomésticos importados también tiene el atractivo de aumentar el bienestar de los hogares. Pero el déficit fiscal suele ir acompañado de déficit en las cuentas externas, y ello se ha ido verificando en la medida en que desde 2004, último año en que a duras penas logramos equilibrar la balanza de comercio exterior de bienes, el déficit externo ha crecido sistemáticamente hasta superar los mil millones de dólares –una Botnia- en 2008. Este año, a pesar de caídas estrepitosas de las importaciones de bienes de capital (cayeron en 20 por ciento) y de bienes intermedios sin contar petróleo y sus derivados ni energía eléctrica (cayeron 27,5 por ciento), el déficit del comercio exterior de bienes se mantiene en el entorno de una Botnia… cada año.
Así, estimado Director y estimados lectores, no puedo festejar los resultados: un déficit fiscal rígido que habrá que financiar y también discutir acremente con una central sindical ensoberbecida, un déficit de operación privado de difícil sustentación, y un déficit externo que nos endeuda cada vez más… para poder importar más electrodomésticos.
Jaime Mezzera

jueves, 5 de noviembre de 2009

Fenómenos

Preocupa la gestión de las políticas económicas. Se nos dice sin más que la apreciación del peso es un fenómeno mundial, como si hubiera alguna fuerza mágica que lo determinara, y como si no se generara daño alguno para la economía nacional.
La apreciación del peso uruguayo, como la de algunas otras monedas, se debe a un fenómeno conocido como “carry trade”. Éste consiste en endeudarse en una moneda a baja tasa de interés e invertir en otra moneda a una tasa de interés mayor. Por efecto del “carry trade” inducido por las tasas de interés, es usual que la moneda receptora de los flujos se revalúe. Con eso el “trader” ganará por partida doble: porque invierte a una tasa de interés mayor que la de su deuda y porque la moneda en que invirtió se revalúa respecto de la original.
Así, los datos del BCU muestran que el país está perdiendo competitividad con el mundo entero –salvo con Brasil.
Por qué no con Brasil?
Porque el “carry trade” hacia Brasil es enorme: en octubre se registró la segunda mas alta entrada de capitales de corto plazo de la historia; y ello ocurrió a pesar que el 20 de octubre el Gobierno introdujo un impuesto de 2 por ciento a estos negocios que los redujo… a la cuarta parte! La entrada de estos capitales “golondrina” en Brasil fue de 919 millones de dólares por día en los primeros 19 días del mes, y cayó a 231 millones diarios a partir de la aplicación del impuesto, el 20 de octubre.
Esto quiere decir que se va a reducir la tasa de valorización del real en Brasil; lo cual le da frío a cualquiera que observe que, como en 1982, y en 1999 y en 2002, es probable que el actual gobierno siga diciendo que no hay de qué preocuparse “porque las exportaciones no paran de crecer” o cosa parecida. Y ya sabemos lo que pasa después.
Por su parte, el marco internacional es de un enorme desequilibrio de flujos de dinero, como advirtió ayer Nouriel Roubini. En efecto, el “carry trade” se apoya en que es casi cero la tasa de interés en EE.UU. y la expectativa para los próximos meses es que el valor del dólar se siga reduciendo frente a otras monedas. Mientras eso se mantenga, los operadores financieros internacionales son Gardel, igualito a como lo fueron hasta mediados del 2008.
Pero en algún momento eso se va a revertir –lo previsible es que el Fed suba la tasa de interés y así interrumpa la desvalorización del dólar- generando una corrida intensa para “volver al dólar”. Muchos se endeudaron en dólares para invertir en otras monedas: significa que si el dólar se fortalece, a los endeudados les resultará difícil cubrir aquellas deudas en fortalecidos dólares con debilitados reales o pesos uruguayos o lo que sea…Ese va a ser el mecanismo de explosión de esta burbuja nueva que se está generando por las medidas de EE.UU. que les permitieron evitar una recesión como la de 1930.
La forma de desinflar pronto la burbuja es desalentar los flujos internacionales de capital especulativo como hizo Brasil hace quince días –pero el flujo hacia Brasil es una minucia comparado con los flujos totales en el plano internacional. Sería necesario que países grandes siguieran ese camino, como va a proponer Brasil en el G-20
La experiencia de los años recientes sugiere que la burbuja no se va a desinflar temprano sino tarde, y no con un suave “pufff” sino con un enorme “bang!”.
En ese caso, qué podría hacer el Uruguay?
Como escribí el 7 de octubre en un artículo que salió en El Observador pocos días después, “Una solución adecuada a nuestro marco jurídico es gravar en alrededor de 5 por ciento los retiros de toda remesa hecha desde el extranjero que no haya pasado al menos dos años invertida en el país. Con eso se desalientan los llamados “capitales golondrina” sin interferir con la inversión productiva, y se desecha el argumento mágico” de la pérdida de valor del dólar.
Brasil impuso ese impuesto, a un nivel de 2 por ciento, el 10 de octubre, no porque el Ministro Mantega me haya leído en El Observador sino por la evidencia del daño que esta revalorización cambiaria hace a todas las actividades productivas, especialmente a las que no están sustentadas por la altísima productividad de los suelos. Hoy mismo el Ministro Mantega, hablando en Londres en un seminario para inversores, dijo: “En un primer momento, la atracción de dólares es positiva, pero en el segundo momento es mala porque daña la competitividad y la atracción del sector manufacturero por causa de la excsiva valorización del real, que encarece las exportaciones.”. (La noticia puede leerse en el Estado de Sao Paulo de hoy 5 de noviembre de 2009. La traducción es mía)
Habría que aprender de Mantega.

Enfoques discordantes

Todo productor de bienes o servicios que compiten con producción extranjera (los “transables” de que hablamos los economistas) sabe que, aunque no sea el único, el nivel del tipo de cambio real es el principal elemento que determina su rentabilidad.
Desde otras tiendas ello se disputa. Veamos.
El Gobierno dijo recientemente que la competitividad de nuestra economía no ha disminuido. Los datos sobre tipo de cambio real efectivo del BCU dicen que sí lo ha hecho, en proporciones significativas, y especialmente con los países con los que más nos convendría comerciar si no fuera por las trabas que impone el Mercosur: EE.UU., México, Gran Bretaña, Italia, Alemania, España, China. Casi nada. Desde marzo de 2005 hemos perdido competitividad con todos ellos, y la hemos ganado sólo con Brasil. Es la misma situación de 1987-88 cuando con la misma política y los mismos argumentos nos embretamos a exportar sólo a Brasil… así nos fue.
Hay quien argumenta que más allá de la cambiaria “hay otras vías de ganar competitividad”. Esas “otras vías” son inversiones privadas que generan más productividad. Pero con un cambio real muy bajo nadie en su sano juicio emprende inversiones en producción de transables que, si se concretaran, conducirían a obtener las ganancias de productividad que en el futuro permitirían a las empresas ser rentables con cualquier política cambiaria. En Chile se quebró el cambio fijo en 1982 pero recién en 1985 un Ministro sensato se comprometió a que el tipo de cambio real se mantendría a un nivel alto y estable durante los siguientes cinco años y así desató el proceso de modernización que hoy tanto envidiamos los uruguayos anclados en el pasado por el atraso cambiario recurrente. Ese proceso de modernización es agropecuario, es pesquero, es minero, es industrial, es en infraestructura, es en servicios sociales, es en prestación de servicios de alta tecnología… y se basó, originalmente, en el cumplimiento de la promesa ministerial de tipo de cambio real alto y estable. Las mentadas “otras vías” no existen sin la promesa de rentabilidad que significa un cambio real alto garantizado por un lapso prudencial.
Hay quien argumenta que la caída del valor del dólar en el Uruguay refleja un fenómeno mundial. Sería “algo que pasa”, inevitable, casi mágico... La verdad es que como la tasa de interés es más baja en los EE.UU. que en otros países, grandes inversores se endeudan a tasas bajas en EE.UU. y compran papeles de países donde dicha tasa es más alta –entre ellos, el Uruguay y el Brasil. El gobierno brasileño no dice que esto es inevitable ni mágico sino que propone impedirlo con medidas adecuadas a su marco jurídico. Una solución adecuada a nuestro marco jurídico es gravar en alrededor de 5 por ciento los retiros de toda remesa hecha desde el extranjero que no haya pasado al menos dos años invertida en el país. Con eso se desalientan los llamados “capitales golondrina” sin interferir con la inversión productiva, y se desecha el argumento mágico.
Hay quien argumenta que en el largo plazo el tipo de cambio no es importante para determinar la rentabilidad de la producción transable. Esta es una suposición teórica sistemáticamente desmentida por la realidad. En efecto, no sólo es que China lleva casi cuarenta años creciendo más que nadie en la historia con su paridad bajísima, sino que EE.UU. lleva muchas décadas con su moneda sobrevalorada, exceso de consumo interno, ahorro insuficiente y desequilibrios crecientes en su sector transable. Hace décadas que tales desequilibrios van enriqueciendo a varios países inteligentes y usualmente asiáticos que empezaron a crecer a través de un tipo de cambio real alto; con eso indujeron a sus inversores a lograr las ganancias de competitividad que más adelante les permitieron dejar que el cambio real se deteriorara paulatinamente: Japón, Corea, Chile, Malasia, Filipinas, Singapur, Hong Kong, la India, Vietnam, finalmente China….
Empezó alrededor de 1950 y sigue en 2009. Entonces, que alguien me explique: ¿cuántos años dura este largo plazo?
Los errores factuales y estos argumentos teóricos errados son los mismos con que se viene defendiendo desde hace medio siglo cada uno de los sucesivos atrasos cambiarios que han destruido esta economía y esta sociedad. Como aquel dictador que en 1982 decía que “solo los marcianos…” y un Presidente que en 2002 le espetó al líder de los exportadores “usted sólo habla de tipo de cambio” como si aquello fuera un insulto.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Análisis político en la UC

Anoche –martes 13 de octubre- se realizó en el Aula Magna de la Universidad Católica la tercera sesión del Monitor de Campaña Electoral, que fue la última antes de la primera vuelta electoral. Como es usual, estuvieron dos de los profesores “de la casa”, es decir Luis Eduardo González e Ignacio Zuasnábar y como invitado concurrió Oscar Bottinelli.
Quería compartir con ustedes los que a mi juicio fueron los principales puntos altos que surgieron de las tres exposiciones.
El primero, que debimos al enojo del Profesor González con las acusaciones hechas por muchos –y principalmente vocalizadas en TV por Nery Pinatto- una larga defensa de la seriedad de “las encuestadoras profesionales” (en el léxico del Profesor González, todas menos MPC) de la cual extraje una conclusión interesante. Ésta fue que tanto en 2004 como en las previsiones de las “encuestadoras profesionales” para 2009, entre junio y octubre la votación del FA aumentó en alrededor de 13 puntos en 2004 y se prevé que aumente algo menos de eso -11 puntos- en 2009, en tanto entre junio y octubre de 2004 cayeron las votaciones sumadas de los dos partidos fundacionales en 25 por ciento, y se prevé que en octubre caigan algo menos, 23 puntos. Básicamente, esto dice que, desde un punto de vista estadístico, no son descabellados los rangos de votación que “las profesionales” anuncian para los tres partidos tradicionales para octubre. Planteó como final de su exposición que la diferencia es contra-intuitiva por cuanto la mayor militancia del FA y el carácter voluntario de la participación electoral en junio deberían, en principio, predecir los resultados exactamente inversos.
De la exposición de Ignacio Zuasnábar surgieron dos conclusiones importantes. La primera fue una explicación creíble del fenómeno reseñado por el Director de Cifra, que se vincula a dos defectos del sistema de votación implantado en la reforma constitucional de 1996 como un intento de blancos y colorados de impedir –de hecho retrasar, y vuelvo sobre esto en seguida- la victoria del FA. El primer defecto es que la campaña es demasiado larga y el segundo es que los partidos fundacionales usan los resultados de junio para formar sus listas parlamentarias, especialmente las que apuntan a la Cámara de Diputados. Así, los ciudadanos que en junio ganan los primeros lugares en dichas listas “van en coche” en octubre ya que su posición en la lista virtualmente les garantiza un sillón parlamentario. Y los ciudadanos que en junio quedan relegados a puestos “de riesgo” en la lista, que tienen todo el incentivo para trabajar duro para octubre, son los que ya en junio mostraron menor “arrastre electoral” y quedaron con menor solidez financiera debido al sistema de “pago por voto” de la Corte Electoral. A ello se agrega que los candidatos del Interior trabajan duro para junio por las razones anotadas, y tienen una razón adicional para “hacer la plancha” en octubre como forma de guardar fuerzas y fondos para mayo.
La segunda conclusión importante fue que el intento de 1996 de impedir la victoria del FA fue, de hecho, un desastre para los partidos fundacionales: de haber ganado el Dr. Vázquez la Presidencia en 1999, lo habría hecho sin mayoría parlamentaria y habría tenido que enfrentar la situación plagada de desastres fortuitos que llevaron, como resultado electoral de la gestión del Dr. Batlle, a la desaparición del Partido Colorado como un actor electoral de primera línea en 2004 y 2009.
Por su parte, el Dr. Bottinelli relevó una circunstancia poco manejada en la campaña: que el proceso electoral de 2009 marca el fin del ascenso de las preferencias por el FA que se inició entre las elecciones de 1966 y 1971 y desde entonces procedió a un ritmo avasallante de algo menos de 10 puntos porcentuales de votación por quinquenio –con el paréntesis de la dictadura, claro- hasta llevarlo a la victoria en la primera vuelta de 2004. Hasta ese año, entonces, el FA fue cumpliendo con éxito el postulado de la acumulación de fuerzas que los llevó “primero al Gobierno y desde allí, al Poder”. Al margen de cual sea el resultado de la elección presidencial, queda claro que dicha acumulación se ha interrumpido como resultado de la tenencia del sillón presidencial y la mayoría parlamentaria, a pesar del increíblemente fuerte “viento a favor” de que disfrutaron en materia económica.
En segundo lugar, el expositor agregó el elemento demográfico. Analizó las tendencias de voto por grupos de edad –donde la votación por franja etaria se aproxima por el resultado de los circuitos donde se congregan ciudadanos de distintos grupos etarios- aproximando la intensidad con que los jóvenes votan principalmente al FA y los mayores principalmente a los partidos fundacionales. Si bien por razones que no me quedaron claras excluyó de su análisis el impacto de la emigración –que en este quinquenio ha sido muy fuerte y concentrada en los jóvenes-, proyectó el “efecto demográfico” para concluir que, manteniendo las mismas proporciones de 2004 en los distintos grupos etarios, el FA debería obtener el 52.4 por ciento de la votación en octubre. Como está claro que difícilmente se acerque a esa cifra, se concluye, no sólo que se interrumpió el crecimiento, sino que ha comenzado una retracción de su atractivo debido al realismo que impone el análisis de su ejercicio del poder.
Finalmente, interesa señalar que como un elemento explicativo de la chatura de la campaña se mencionó la edad de los candidatos presidenciales del FA y el PN. Agrego de mi cosecha que en efecto, si gana Mujica terminaría su período con casi 80 años, y Lacalle con 75. Se dice también que Vázquez ha hecho una serie de movidas políticas –siempre tan hábiles como amorales- dirigidas a fortalecer su prevista campaña en 2014; si fuera electo terminaría su gestión con más de 80 años –no tan lejos del caso extremo de Balaguer, Presidente de Dominicana, anciano y ciego, que presidió su país hasta los 89. En un país que acaba de reducir la edad de jubilación a 60 años, las edades de estos candidatos presidenciales parecen grotescas.

sábado, 10 de octubre de 2009

Qué tan largo es el largo plazo?

Todo productor de bienes o servicios que compiten con producción extranjera (los “transables” de que hablamos los economistas) sabe que, aunque no sea el único, el nivel del tipo de cambio real es el principal elemento que determina su rentabilidad.
Desde otras tiendas ello se disputa. Veamos.
El Gobierno dijo recientemente que la competitividad de nuestra economía no ha disminuido. Los datos sobre tipo de cambio real efectivo del BCU dicen que sí lo ha hecho, en proporciones significativas, y especialmente con los países con los que más nos convendría comerciar si no fuera por las trabas que impone el Mercosur: EE.UU., México, Gran Bretaña, Italia, Alemania, España, China. Casi nada. Desde marzo de 2005 hemos perdido competitividad con todos ellos, y la hemos ganado sólo con Brasil. Es la misma situación de 1987-88 cuando con la misma política y los mismos argumentos nos embretamos a exportar sólo a Brasil… así nos fue.

Hay quien argumenta que más allá de la cambiaria “hay otras vías de ganar competitividad”. Esas “otras vías” son inversiones privadas que generan más productividad. Pero con un cambio real muy bajo nadie en su sano juicio emprende inversiones en producción de transables que, si se concretaran, conducirían a obtener las ganancias de productividad que en el futuro permitirían a las empresas ser rentables con cualquier política cambiaria. En Chile se quebró el cambio fijo en 1982 pero recién en 1985 un Ministro sensato se comprometió a que el tipo de cambio real se mantendría a un nivel alto y estable durante los siguientes cinco años y así desató el proceso de modernización que hoy tanto envidiamos los uruguayos anclados en el pasado por el atraso cambiario recurrente. Ese proceso de modernización es agropecuario, es pesquero, es minero, es industrial, es en infraestructura, es en servicios sociales, es en prestación de servicios de alta tecnología… y se basó, originalmente, en el cumplimiento de la promesa ministerial de tipo de cambio real alto y estable. Las mentadas “otras vías” no existen sin la promesa de rentabilidad que significa un cambio real alto garantizado por un lapso prudencial.

Hay quien argumenta que la caída del valor del dólar en el Uruguay refleja un fenómeno mundial. Sería “algo que pasa”, inevitable, casi mágico... La verdad es que como la tasa de interés es más baja en los EE.UU. que en otros países, grandes inversores se endeudan a tasas bajas en EE.UU. y compran papeles de países donde dicha tasa es más alta –entre ellos, el Uruguay y el Brasil. El gobierno brasileño no dice que esto es inevitable ni mágico sino que propone impedirlo con medidas adecuadas a su marco jurídico. Una solución adecuada a nuestro marco jurídico es gravar en alrededor de 5 por ciento los retiros de toda remesa hecha desde el extranjero que no haya pasado al menos dos años invertida en el país. Con eso se desalientan los llamados “capitales golondrina” sin interferir con la inversión productiva, y se desecha el argumento mágico.

Hay quien argumenta que en el largo plazo el tipo de cambio no es importante para determinar la rentabilidad de la producción transable. Esta es una suposición teórica sistemáticamente desmentida por la realidad. En efecto, no sólo es que China lleva casi cuarenta años creciendo más que nadie en la historia con su paridad bajísima, sino que EE.UU. lleva muchas décadas con su moneda sobrevalorada, exceso de consumo interno, ahorro insuficiente y desequilibrios crecientes en su sector transable. Hace décadas que tales desequilibrios van enriqueciendo a varios países inteligentes y usualmente asiáticos que empezaron a crecer a través de un tipo de cambio real alto; con eso indujeron a sus inversores a lograr las ganancias de competitividad que más adelante les permitieron dejar que el cambio real se deteriorara paulatinamente: Japón, Corea, Chile, Malasia, Filipinas, Singapur, Hong Kong, la India, Vietnam, finalmente China….

Empezó alrededor de 1950 y sigue en 2009. Entonces, que alguien me explique: ¿cuántos años dura este largo plazo?

Los errores factuales y estos argumentos teóricos errados son los mismos con que se viene defendiendo desde hace medio siglo cada uno de los sucesivos atrasos cambiarios que han destruido esta economía y esta sociedad. Como aquel dictador que en 1982 decía que “solo los marcianos…” y un Presidente que en 2002 le espetó al líder de los exportadores “usted sólo habla de tipo de cambio” como si aquello fuera un insulto.

lunes, 21 de septiembre de 2009

A pocas semanas

La campaña actual es muy pobre, principalmente porque así le conviene al Frente con ese candidato imposible que le impusieron el MPP y el PCU, y porque así se lo toleran los diarios y las emisoras de TV que, por filiación política, presión gubernamental o simple incompetencia, no se dan cuenta que lo que dice Mujica son estupideces hasta que lo oyen pronunciado por El Líder.
El Frente usó las decenas de millones de dólares que de alguna manera ha reunido y las presiones que ejerce sobre los medios de prensa, para gritar a los cuatro vientos que Lacalle se había lastimado estando borracho, que su gobierno había estado plagado de corrupción, que Larrañaga es un perro faldero que les pega a las mujeres, que Bordaberry es hijo de un dictador… todo tan culto y republicano como novedoso y relevante para definir si uno u otro será un buen Presidente.
El primer error de los blancos fue poner la otra mejilla; previsiblemente fueron crucificados por las cuatro empresas encuestadoras que tanto se equivocaron en junio. El segundo fue apuntar al pasado terrorista de Mujica, sin percibir que lo importante es lo que Mujica promete para el futuro.
Como en algunas cosas los uruguayos tenemos suerte, la incontinencia verbal de Mujica le hizo ganarse el epíteto que le prodigó El Líder desde la capital del Imperio y esta comedia de errores quizá lleve a que el resto de la campaña analice propuestas.
Mujica tendrá que definir su rumbo preferido: ha dicho que quiere orientarnos hacia Nueva Zelanda, o hacia Finlandia, o hacia sus admirados Kung San, aquellos que él cree que trabajan dos horas y después se dedican “a la joda y el chusmerío”.
Especialmente los que apoyaron a Astori en las internas deben considerar lo que dijo Mujica en dos momentos recientes de candor, sin los límites y los “cuidado con espantar a los burgueses” que le imponen sus asesores de imagen.
Expropiación masiva de la tierra, descalificación de la Justicia, lucha de clases asociada a barrios, justificación de la violencia tupamara, “hay que traer” campesinos bolivianos (más tarde “indios ecuatorianos”), la Universidad es un elefante jodido que debe ser estrictamente controlado por un gobierno de izquierda, sujeción al Brasil pero que se dejen de joder con los lácteos, una Fuerza Aérea con 80 kamikazes, todos los bancos “son joda”, prohibición de importar autos de extrazona a cambio de no sabemos qué concesiones, descalificación masiva de las ONG como “infección”, encuentra más fácil hablar con Achugarry y Bensión que con Astori, va a la Argentina a pedir votos y vuelve insultándolos… su cabeza es un cajón de turco.
Con razón Cafiero destapó que Mujica no se da cuenta, pero es un peronista.
Bueno, amigos astoristas, si quieren lo votan.
Para mí octubre, elección parlamentaria, es de una claridad meridiana –ni Mujica ni Lacalle merecen mi voto. Mucho menos claro es noviembre. Por suerte, hay un mes más para pensar.

Jaime Mezzera

sábado, 12 de septiembre de 2009

Derechos humanos, agua y humo

Uno de los temas de estos días es el intento frentista de “anular” la ley de caducidad.
Como han señalado todos los juristas de al menos mediana inteligencia y alguna decencia, y con singular acierto Hebert Gatto, “anular” leyes es un disparate jurídico.
En nuestro arreglo jurídico una ley puede ser derogada. Pero un principio jurídico inamovible, con el cual ningún jurista serio puede discrepar, es que los efectos que tuvieron lugar durante la vigencia de una determinada ley no se pueden alterar. Eso se llama la “certeza jurídica” y consiste, por ejemplo, en que si alguien gana en todas las instancias –es decir, hasta la Suprema Corte- un pleito por cobro de pesos y recibe el pago que reclamó, la certeza jurídica le garantiza que no podrá el perdedor del juicio, el día de mañana, reiniciarlo y reclamar la devolución de lo que la Justicia lo condenó a pagar. Con mayor razón, eso mismo se aplica al derecho penal.
No voy a profundizar en lo jurídico que tan bien han desarrollado Gatto y otros, sino en el terreno político para decir que ésta es otra cortina de humo político como las que el Frente acostumbra arrojar a los ojos de los desprevenidos.
Se repite la estrategia de la infame “reforma del agua” con la cual engañaron a esos mismos desprevenidos en 2004, no porque les interesara el tema del agua, y menos aquello de estar parados encima del famoso acuífero, sino porque era una forma de agitar slogans y así desviar la atención de lo que era relevante, como ahora procuran que nadie perciba el desastre que dejan después de cinco años de la mayor bonanza de la historia.
Pruebas al canto.
Alguien ha vuelto a oír hablar del Acuífero Guaraní?
No. Porque era una cortina de humo para que no se discutieran temas de fondo, una engañifa vergonzante porque fue como hacerle creer a la gente que si yo chupo con una pajita de un vaso, sólo sube por la pajita lo que estaba justo debajo de ella; cuando la verdad es que dejar la explotación del acuífero a una empresa como OSE es la mejor forma de garantizar que el agua del acuífero saldrá por el Brasil, por la Argentina y hasta por el Paraguay, esté debajo nuestro o en el medio del Atlántico. Para eso engañaron a una buena proporción de los uruguayos, todos ellos distraídos.
Alguien sabe qué pasó con las famosas expropiaciones de los “piratas del agua?”.
Pasó que se fue Uragua porque se quería ir, porque había negociado mal las tarifas, fijándolas en pesos como si no fuera a subir el dólar y olvidando que sus utilidades se miden en euros que se valorizaban contra el dólar.
Y Aguas de la Costa? Ah, ésa no quería irse porque había negociado bien y sus tarifas eran rendidoras. Como es de catalanes que –con toda razón- nos lo habrían hecho pagar muy caro, no la expropiaron coo manda la reforma Constitucional sino que el gobierno compró el 60 por ciento de la concesión por 3.4 millones de dólares, y festejó, porque desde fines de octubre de 2004 a la gente le hacen festejar los desastres.
Y las demás? La única que se estatizó, esa sí al precio que se le antojó a la OSE, fue la empresa de Félix Leborgne… sí, claro, de los mismos Leborgne que hace décadas tienen el mejor centro de tratamiento radiológico del cáncer en el país, a quienes Vázquez hizo no sólo echar de Salud Pública sino amenazar por la prensa con terribles juicios… que nunca siquiera se iniciaron.
Cortinas de humo todas.
Sólo que esta vez se les escapó la verdad, como muestra la foto de un mural frentista en Puerto del Buceo que aparece junto a este artículo, y dice "para que siga el FA votá contra contra la impunidad".

De qué quiebre histórico me están hablando?

El sábado 12 de setiembre salió en El Observador un artículo que se tituló, a todo el ancho de la página, “Un quiebre histórico”, que relata que por primera vez en muchos años el número de uruguayos que entraron por el Aeropuerto de Carrasco en doce meses (cerrados en junio de 2009) superó a los que salieron. Hasta ahí, la noticia es irrelevante.
La relevancia aparece cuando la articulista afirma que esto “permite decir que se ha revertido el saldo migratorio”, porque tal afirmación es falsa.
Mientras nuestra migración fue a países a los cuales no se puede ir por tierra, el dato sobre quienes viajan por el Aeropuerto era bueno. Pero lo que pasa ahora es que están volviendo por el Aeropuerto muchos de los que habían emigrado a esos países que persiguen a los inmigrantes ilegales, pero los datos del Aeropuerto no dicen nada respecto de la opción de irse a trabajar a Argentina o a Brasil, o incluso a Chile o Paraguay, todos países donde el emigrante puede irse por tierra.
Y por qué sería que los uruguayos estarían eligiendo irse a esos países? Porque en cualquiera de ellos se gana mucho mejor que aquí, la misma razón que los llevaba a emigrar a países desarrollados antes que se desatara en ellos la crisis internacional y la xenofobia.
En Argentina, el salario mínimo es de casi 7200 pesos uruguayos. En Brasil, de casi 6200 de nuestros pesos. En Chile, algo más de 6300 pesos uruguayos. En Paraguay –por más que es bajo el cumplimiento de la norma- equivale a unos 13 mil pesos. Entre nosotros, es de 4.441 pesos.
De casi 30 años de experiencia en el área de empleo e ingresos en América Latina surge que el salario mínimo es el “piso” sobre el cual se construyen las diferencias salariales, una pirámide de escasa elasticidad que sube y baja dependiendo de la evolución del piso. Es decir que tanto a salario mínimo como a cualquier salario se gana en Argentina o Brasil o Chile, alrededor de 50 por ciento más que en el Uruguay. Necesariamente habrá una fuerte tendencia a que nuestros trabajadores, relativamente bien formados y absolutamente mal remunerados, cambien el destino pero no la decisión de emigrar. Tontos serían si no lo hicieran, aun si tienen que irse por tierra, que es más barato.
Pregunto: ni se le ocurrió eso a la articulista?

jueves, 10 de septiembre de 2009

Nivel de la campaña y nivel de la prensa

Varias veces leemos en la prensa que el nivel de la campaña electoral es bajo, que no se escuchan propuestas, que los candidatos sólo parecen capaces de insultar a los rivales… Hay mucho de cierto: los blancos y los frentistas no manejan ideas sino descalificaciones.
Pero tampoco la prensa se la puede llevar “de arriba”.
Si para muestra basta un botón, lo fue Código País del miércoles 9 en que el invitado -el Dr. Lacalle- intentó, varias veces, encaminar el diálogo hacia temas de fondo, pero fue siempre frustrado por preguntas agresivas –especialmente las que venían de Ladra- que lo mantuvieron amarrado a la motosierra, a la inversión y diciembre, a los miembros enjuiciados de su gobierno anterior… el desinterés de Código País por mirar al futuro fue apabullante y la costumbre del programa de publicar los mensajes de texto del público es lamentable porque tales mensajes sólo dan para alguna reflexión tan profunda como “en octubre ganamos de nuevo en primera vuelta”, “con los blancos se vive mejor”, “Qki chorro” o “Mujica asesino”.
Y esa misma prensa que recuerda la fecha exacta en que fue procesado algún miembro del gobierno de Lacalle unos 20 años atrás, olvida no sólo la fecha sino el hecho mismo de las manifestaciones totalitarias del candidato del Frente en estos meses, como la de “traer campesinos de Bolivia y Paraguay” como si Sudamérica entera ya fuera el gulag al que apunta su amigo Chávez, aquella de que a los drogadictos hay que “agarrarlos del forro, meterlos en un auto y llevárselos” a algún lugar ignoto donde cumplirían trabajos forzados –otro gulag-, y todo ello basado en un programa de gobierno que gira alrededor de la vieja (posiblemente mítica) frase de Lenin sobre el Estado como “el producto y la manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase”.

Carta de lector pedida a El Observador

Estimado señor Director:
El intercambio de Manuel Lussich con el Ministro García (10 de setiembre 2009, en la Rural) me hizo acordar a un artículo reciente de Paul Krugman en el NYT donde explica por qué muchos observadores se equivocaron tan feo antes de la crisis internacional. La razón principal fue que la gente comparaba el precio de “este activo” con el de “aquél activo” y como habían evolucionado de modo parecido, concluía “ambos precios están bien”. Krugman compara eso con creer que si un litro de algo vale un peso y dos litros de eso mismo valen dos pesos, entonces ambos precios están bien.
El Ministro dice que como el euro sube contra el dólar, entonces está bien que suba el peso uruguayo. Ignora que el dólar está cayendo frente al euro porque la tasa de interés en EE.UU. está muy baja.
Los puntos que levantó Lussich –según la crónica del jueves de tardecita en El Observador- son correctísimos; el dólar baja en Uruguay porque aquí está alta la tasa de interés (y exactamente lo mismo pasa en Brasil) y es grande la venta de letras que “secan” el mercado de pesos.
Nuestras autoridades económicas creen que uno puede hacer cualquier manejo financiero que afecte la tasa de cambio con resultados inmediatos, sin darse cuenta que esos resultados inmediatos inducen cambios que masacran la economía real, que demora décadas en recuperarse.
Testigo principal: la industria destruida por años de atraso cambiario, defendido siempre con argumentos del tipo “las exportaciones no paran de crecer” (Astori), o “el tipo de cambio real no es afectado por el tipo de cambio nominal (Gil Díaz, Alfie, Lorenzo), o “esto es consecuencia de la evolución del cambio en Brasil” (Mosca), o “esto es consecuencia de la evolución del cambio en Argentina (Bensión).
Siempre hay una excusa para usar la baja del tipo de cambio para compensar alguna parte de la inflación generada por el exceso de gasto público. Y quien paga la cuenta es el sector que quiere producir transables no agropecuarios, y los trabajadores que antes trabajaban en ese sector y hoy manejan carritos por las calles de Montevideo.
Cordialmente
Jaime Mezzera

viernes, 20 de febrero de 2009

Visiones sobre el futuro cercano

Jaime Mezzera

A cualquier lector le debe resultar difícil discernir la realidad sobre el futuro económico del Uruguay, porque se oyen versiones totalmente contradictorias. Si bien el gobierno ya dejó de lado aquello del “blindaje”, sigue diciendo que los efectos de la crisis no llegaron y, cuando lleguen, serán tenues. Entretanto, los blancos y colorados anuncian catástrofes.
Los que no estamos de un lado ni de otro del espectro político podemos intentar una lectura más racional..
Para predecir el Uruguay del 2009-2010 tenemos que ver con qué lo comparamos
Si es con 2001-2002, tiempos del quiebre del anterior intento de atraso cambiario rematado por los efectos del corralito argentino, claro que 2009 y 2010 pintan bien. No debemos temer quiebras bancarias, en buena parte porque ya no quedan bancos uruguayos y, hagamos lo que hagamos, la plaza uruguaya no hará tambalear a bancos brasileños, ni holandeses, ni estadounidenses. Y los tomadores de créditos uruguayos ya no son tan tontos como para volver a creer, tan pronto, en la cotización artificial del dólar que hubo en los 80 y de nuevo en los 90, y se repitió en el siglo XXI.
También son mejores nuestras perspectivas comparadas con Argentina: hace unos días el Economist en un artículo titulado “Beneficiándose de la virtud”, destacaba el acierto del gobierno anterior de negarse a declarar “default”. Es que los errores uruguayos y los argentinos normalmente mantienen la proporción de nuestras poblaciones: los nuestros son menos de un décimo de los de ellos.
Pero comparando el previsible Uruguay de 2009-2010 con el Chile del mismo año, vemos que un país serio inició la política anti cíclica en el momento debido, es decir cuando había bonanza que podía ser ahorrada, en vez de malgastarla en salarios y empleos públicos improductivos como se hizo aquí –y el carnaval pre electoral no es excusa porque la Presidenta socialista chilena cesa en su mandato antes que Vázquez. Como consecuencia, Chile está incrementando fuertemente su inversión pública, tanto directamente productiva como social y –al contrario de nuestro disparate del mes de enero- redujo la tasa de interés para facilitar el crédito y a la vez reducir el valor del peso chileno, favoreciendo las exportaciones.
Habrá fuerte caída si comparamos con 2008, porque los precios de nuestras exportaciones fueron los más altos de la historia y generaron una bonanza económica que, del punto de vista fiscal, permitió una fiesta de gasto pre electoral para 2009 que será el drama de quienquiera tome el bastón de mando en marzo de 2010.
Cabe comparar con el Uruguay de 2005-2006, un período externo positivo más razonable que la burbuja de 2007-2008, y los precios de nuestras exportaciones primarias serán parecidos a los del bienio recién nombrado. Infortunadamente, las demás áreas de la situación serán tan extremas para mal como las de 2007-2008 lo fueron para bien, tanto en el terreno del financiamiento externo –que será tan acotado que el gobierno ya recurrió a los organismos multilaterales- como el de las variables internas.
En 2005 salíamos del mejor año económico de la historia, con un crecimiento de 12 ciento apoyado en las exportaciones no agropecuarias generadas por la política cambiaria de 2002-2004. Pudimos haberlo mantenido porque los precios de nuestras exportaciones ya estaban subiendo, pero la reducción del cambio real hizo que se invirtieran los términos y pasaran a crecer más las actividades no transables –pequeño comercio, bares, mercerías, reparación de calzado, peluquerías…-, que son las que generan empleos de baja productividad y así inducen la emigración de los jóvenes a quienes no satisfacen los bajos salarios que en ellas pueden obtenerse.
El déficit fiscal era del orden del 1 por ciento del producto, guarismo semejante al de 2008 sólo porque ahora se maquillaron los resultados por vía de manipular los resultados de la ANCAP, del superávit del BSE y lo que aportó el BROU por IRAE más su aporte a la caja fiscal –que nunca antes se había contabilizado- así como de la Corporación Nacional para el Desarrollo.
No había elección por delante y por tanto no hubo el enorme aumento del gasto público que en 2009 se va a agregar al de 40 por ciento que, en números redondos, tuvimos en 2007-2008. Como gran parte de éste es improductivo pero genera demanda, es inflacionario y la única respuesta ha sido seguir reduciendo el tipo de cambio real mediante la emisión de instrumentos financieros –como las Letras de Regulación Monetaria- a tasas de interés muy altas, con lo que disminuye la demanda por divisas que hacen las entidades financieras.
Crecían el empleo genuino y los salarios reales. La conflictividad sindical era escasa comparada con la de 2008 y aún más con la previsible para 2009 y 2010.
Las perspectivas para 2009-2010 no son buenas aunque no sean catastróficas. El patriotismo consiste en tener esto claro y estar dispuesto a corregirlo, porque en gran parte provienen del pésimo manejo macroeconómico.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Parece de ficción

Uno de los fenómenos de la política uruguaya que me resultan más incomprensibles es esa admiración, rayana en el fervor religioso, que concita la gestión presidencial de Tabaré Vázquez –en efecto, “Misterios de un liderazgo”.
Acepto que sea buen médico, por más que tal extremo no esté demostrado por una larga y exitosa carrera como profesional independiente, ya que es bien sabido que a los dueños de cualquier empresa no se les evalúa la idoneidad. En efecto, aunque parezca extraño en un médico de origen humilde, en medio de su labor profesional Vázquez se hizo propietario de una empresa médica que históricamente era la número dos en el rubro de la radiología oncológica en el país.
Y sin duda es un habilísimo político que, hasta el surgimiento de un Mujica candidato, había logrado manejar magistralmente una coalición prácticamente inmanejable tanto por lo heterogénea como por la irracionalidad que implica su acendrado ideologismo.
Pero su gestión presidencial se destaca principalmente por el “dejar hacer” a sus subordinados y por un conjunto de desvíos de poder y pifias que a cualquier otro político habrían destruido.
Incluso antes de la elección de 2004 fue a Buenos Aires a pedir, para ganar esa elección, que un par de argentinos se inmiscuyeran en asuntos nuestros –una clara violación del principio de no intervención- de resultas de lo cual Kirchner les dio asueto a los “yorugas”-así nos llama- para que vinieran a votar y López Mena los trajo a precio de liquidación. Así, Vázquez ganó en primera vuelta por un margen menor que el número de compatriotas que viajaron especialmente a votarlo. Dice Kirchner que en esa oportunidad Vázquez le prometió asociarse a su venganza contra Botnia; pero aunque así no hubiera sido, el jefe de un partido que durante toda su campaña gritó “las papeleras, no!” no necesitaba decirlo para que el interlocutor lo creyera.
Obtenida la banda presidencial, todo empezó con aquel ataque al competidor directo de su empresa; si esto lo hubiera hecho, por ejemplo, Lacalle, te imaginas, lector, lo que se habría dicho de su honestidad?
Siguió con aquella discusión con Gargano sobre el TLC con EE.UU. donde el subordinado se la ganó, por paliza, al jefe. Te imaginas, lector, lo que se habría dicho de un Sanguinetti en un caso parecido?
Un día se le antojó prohibir que un tercio de los uruguayos hiciera lo que, en los términos del artículo 7 de la Constitución “la Ley no prohíbe”; y lo hizo por decreto, que es exactamente lo que sí prohíbe dicho artículo 7, que exige ley para coartar los derechos de cualquiera. Fue una violación constitucional, tanto como lo habría sido un decreto que prohibiera la asistencia al Estadio a los hinchas de Peñarol argumentando la necesidad de proteger los derechos de un hincha de Cerro asesinado a puñaladas.
Hace unos meses, anunció, desde el exterior, que en la plataforma continental uruguaya se había descubierto petróleo a una profundidad de 600 metros. Al día siguiente tuvo que salir el jerarca administrativo correspondiente a corregir que no había descubrimiento sino indicios, y que a la presidencial profundidad le faltaba nada menos que un cero –a la derecha. Te imaginas, lector, el escándalo si esto lo hubiera hecho, en una capital extranjera, un Jorge Batlle?
No mucho tiempo después anunció que Uruguay podía tener un reactor nuclear funcionando en un plazo de cuatro años. Al día siguiente supimos, de boca de un subordinado suyo que entiende del tema, que no eran cuatro los años sino quince y que la demanda eléctrica del país de hecho sólo haría rentable un tal proyecto si le vendiéramos energía a los vecinos que hoy nos la venden a nosotros. Te imaginas, lector…?
Y la última, al menos hasta ahora, fue el anuncio de estos días según el cual “su gobierno presentará una propuesta de reformulación del modelo de producción agropecuario para atender los efectos del cambio climático en el territorio nacional, que afronta una sequía grave.” Consultado el Ministerio respectivo, declaró su ignorancia del tema, con lo cual hay que concluir que esta “obligación de replantear la forma de producción", de modo que “en un plazo corto presentaremos una propuesta, basada en un análisis científico y una concepción global", que se discutirá "con todos los sectores involucrados, con la sociedad en general", es algo que él discutió con algunos gurúes agropecuarios de cuya existencia y sapiencia ni nosotros, ni tú, lector, ni el MGAP, estábamos informados.
Claro que ya nos ensenó Maquiavelo que la capacidad de engañar depende de la disposición de los demás a dejarse engañar…
Lo uno o lo otro, o ambas cosas

Mientras el mundo entero se da cuenta de que está en la pendiente espantosa que lleva de una recesión a una depresión, nuestros gobernantes siguen haciendo como que no se dan cuenta, dicen que nada pasa, y se dedican a tratar de frenar la inflación que ellos mismos siguen provocando.
Las tasas de interés mundiales se aproximan, cuando no llegan, a cero; y el gasto fiscal en actividades productivas se infla en un intento, casi desesperado, por evitar que la recesión se transforme en depresión. Acá, el gobierno gasta cada vez más en salarios de trabajadores improductivos pero sube la tasa de interés para frenar la economía y la cotización del dólar.
Todos los gobiernos del mundo quieren que su moneda se devalúe para poder exportar más. Acá, el gobierno festeja que bajó el dólar a pesar que en los doce meses cerrados en noviembre pasado el déficit comercial llegó al 47 por ciento de las exportaciones. Recuerdan cuando Astori se ufanaba de que “las exportaciones no paran de crecer”? Mucho más crecían las importaciones: por eso hay 47 por ciento de déficit de comercio.
Empresas y gobiernos de todas partes reducen personal y los sindicatos entienden que tendrán que reducir demandas salariales para no generar más desempleo y así sobrevivir a la crisis. Acá, el gobierno afloja ante cada embestida de sus socios sindicales y les aprueba alzas salariales que superan en casi la mitad lo que les ofreció inicialmente.
El Foro Económico Mundial de Davos tuvo su mirada obsesivamente enfocada en cómo salir de la crisis, al punto que temas tan candentes como el cambio climático, la seguridad alimentaria, la pobreza, el agua o las pandemias, tuvieron que ser transitoriamente dejados de lado. Acá, el gobierno sigue diciendo que no nos pasará nada, y a tal punto ha engañado a los distraídos que crecieron como nunca las compras de vehículos cero kilómetro y los préstamos para consumo.
Uno se pregunta si son totalmente ignorantes en materia económica o si ésta es una estrategia para engañar a los votantes y así ganar la próxima elección.
Un elemento que claramente apunta en la primera dirección es que siguen creyendo en lo que enseñaron aquellos monetaristas que traía Gil Díaz cuando presidía el Banco Central de la dictadura, a fines de los 70 del siglo pasado: en efecto, contra toda la evidencia, nuestros supuestos gobernantes progresistas siguen las recetas monetaristas ya desacreditadas en todo el mundo, que dicen que las alzas del tipo de cambio generarán una inflación que anulará lo devaluado. Mientras gobernaron, la cotización del dólar disminuyó un 32 por ciento y los precios aumentaron ese mismo 32 por ciento; pero a nuestros progresistas les resuenan en la cabeza las afirmaciones monetaristas de hace 30 años y reducen la cotización de la moneda extranjera para combatir la inflación.
No pueden no saber que, como dijo Friedman “la inflación es, siempre y en todo lugar, un fenómeno monetario”, es decir de excedente de la cantidad de dinero por sobre la disponibilidad de bienes y servicios que pueden ser comprados con ese dinero. Aunque sí parecen creer en lo que se enseña en los cursos introductorios de economía: que la inflación se debe al déficit público, no al gasto. Así lo dijeron innumerables veces.
Pero es falso, porque en los cursos introductorios de economía no se hace aún la distinción entre gasto público improductivo y gasto público que crea valor. El primero es el que paga sueldos a funcionarios que no hacen nada que alguien quiera comprar; esos sueldos generan demanda cuando los funcionarios usan sus sueldos para comprar bienes y servicios, pero a cambio no se ha creado nada que tenga valor en el mercado. Eso genera inflación. Hay gasto público productivo cuando el mismo se dirige a ofrecer algo que tiene valor, llámese electricidad, o agua potable, o caminos, o puertos, es decir bienes y servicios que alguien quiere comprar y por tanto tienen valor. Ese gasto público genera crecimiento.
La historia de estos últimos años muestra que los cientos de cargos como los de ayudante de cocinero en el BSE o las alzas de salarios a los funcionarios que hacen cosas que no queremos comprar –y muchas que pagaríamos por evitar, como los trámites burocráticos- generan demanda cuando ellos gastan sus acrecentados salarios, pero no crean valor, y ésa es la razón por la que los precios subieron 32 por ciento desde el 1º de marzo de 2005.
Quiere decir que, además de seguirle creyendo a los monetaristas de los ’70, en la conducción económica progresista hay un importante componente de política electoral dirigida a comprar el beneplácito sindical en el intento de mantener el gobierno a partir de 2010.
De ahí lo del título, “ambas cosas”.