jueves, 4 de septiembre de 2008

Rentabilidad y salarios
Jaime Mezzera

Supongamos un empresario que produce un bien de consumo que llamaremos “estizas”, un producto de uso común cuyos detalles no vienen al caso.
Esta empresa vende, en promedio, una estiza por semana a cada uno del millón de hogares que, más o menos, tiene la República, y las vende a 50 pesos cada una; nada impactante, es más o menos el precio de una Coca Light de 2,5 litros. El costo de producción, incluyendo impuestos, BPS, BSE, etc., es de 49,50 pesos por cada estiza, dejando una tasa de ganancia de 1%. De ese costo, el 60 por ciento es la parte no salarial y 40 por ciento la parte salarial.
Los 52 millones de estizas al año, a 50 pesos por estiza, totalizan ventas anuales por 2.600 millones de pesos, y la tasa de ganancia de 1% lleva a que cada año el empresario se quede con 26 millones de pesos. Como es bastante más de un millón de dólares, vive en una regia casa con tres empleadas en Carrasco, tiene otra regia casa con casero y señora-cocinera en Punta del Este, llega a la fábrica en un Mercedes del año, y a ojos vistas es un hombre riquísimo.
Como los empresarios están en el mundo para ganar plata, él piensa reinvertir en la empresa para producir muchas más estizas a menor costo: va a importar equipos más modernos y reorganizar la planta para bajar el costo de producción, reducir el precio y así ampliar su mercado, desplazando al que hoy es el competidor principal, una empresa argentina que aprovecha su tipo de cambio alto para exportar. Sus cálculos primarios le dicen que si hace la inversión va a poder reducir el costo no salarial en 5 por ciento: de ese modo el año que viene bajará el precio a 48,50, desplazará al competidor y venderá el doble, contratará unos 49 trabajadores adicionales a los 347 que emplea hoy; los consumidores pagarán 3 por ciento menos por las estizas, y él ganará 90 por ciento más. Empieza a soñar con exportar y está feliz porque se siente como un capitalista chino moderno que hace que todos ganen…
Pero lo frustran los líderes sindicales: dicen que ganan poco y que llegó “la hora del cambio”, porque al empresario rico le sobra la plata y es justo que la reparta. Amenazan con ir a la huelga, tienen el apoyo del Ministerio de Trabajo y se les aumenta el salario medio en 2,4 por ciento por encima de la inflación.
Aunque parece poco este porcentaje de “recuperación salarial.”, es suficiente para destruir el equilibrio de la empresa.
Resulta que antes del alza, todos los costos no salariales eran $ 29,50, el 60 por ciento de los costos totales, y los salariales eran $ 20, o el 40 por ciento. Una vez producida el alza salarial, el costo no salarial sigue siendo $ 29,50 y los salariales subieron a 20,48, aparentemente una minucia.
El costo total sube hasta $ 49,98 por estiza. Como en este país siempre está vigente la posibilidad de importar más estizas de Argentina, el empresario no puede subir el precio so pena de perder mercado.
Sus utilidades anuales caen de u$s 1.368.421 a u$s 54.737: la “insuficiente” recuperación salarial hizo que el empresario perdiera el 96 por ciento de sus utilidades!!
El empresario no puede llevarse la empresa a otra parte, ni la va a poder vender porque con esta ecuación de costos y precios la empresa ya no vale nada: aun si hace la inversión, con este costo salarial perderá medio millón de pesos al año. Antes del alza, con ganancias superiores al millón de dólares, la empresa debe haber valido unos 10 millones. Hoy no se puede vender por nada.
Pero la inversión que el empresario estaba pensando hacer, y los empleos que pensaba crear, y la sustitución de las importaciones desde Argentina, se fueron al tacho junto con la rentabilidad de la empresa.
Y dentro de poco el empresario va a decidir que para ganar 4.500 mil dólares por mes no le vale la pena hacerse mala sangre, va a cerrar la empresa y se va a ir a Europa con la señora, dejando atrás un montón de trabajadores desempleados y una serie de juicios laborales.
También va a dejar un mercado de estizas dominado por la empresa argentina, restringiendo el crecimiento de la producción nacional y las oportunidades de empleo de la fuerza de trabajo. Perderán también la DGI, y el BPS, y el BPS…
Dentro de las políticas de distribución del ingreso son centrales los empleos y los salarios altos. Este ejercicio muestra que lograrlos y mantenerlos requiere no descuidar la supervivencia de las empresas que ofrecen esos empleos y esos salarios.

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