jueves, 25 de febrero de 2010

Muy poco democrático

"Traer” gente a trabajar?
Jaime Mezzera


Entre los siglos XVI y XIX hubo tráfico de esclavos africanos que, por millones y por la fuerza, eran “traídos” a las Américas a trabajar.

El mundo democrático abolió la esclavitud y ya no se “trae” gente a trabajar a un lugar, en todo caso se la “atrae” ofreciendo condiciones de trabajo –incluido el salario pero no sólo eso- más atractivas que las del lugar de origen. Como excepción detestable, a principios del Siglo XX en los países totalitarios de Europa y Asia –la Alemania nazi y la Rusia comunista-, aparecieron casos en que trabajadores fueron “traídos” o “llevados” a distintos lugares, como los campos de concentración o los gulags.

Migraciones por causas laborales han habido por docenas en el Siglo XX, pero no porque gente fuera “traída” sino porque eligió ir, es decir fue “atraída” Quizá el caso reciente y cercano más espectacular sea el de Brasilia, diseñada por un tal Lucio Costa en los años cincuenta del siglo pasado –tiempos en que aun estaban vigentes Stalin y sus gulags. Costa, que era un arquitecto comunista, diseñó la ciudad “para 250 mil personas”, esencialmente funcionarios del gobierno federal y sus familias que, por cierto, fueron “llevados” a la nueva capital so pena de perder el empleo. Debe haber pensado que, como no planeaba “traer” más gente, la población permanecería de aquel tamaño. Los “porfiados hechos objetivos” -como gustaban decir los “bolches” décadas atrás- son que hoy la población de Brasilia y sus alrededores supera ampliamente los dos millones de personas que se apretujan en las callejuelas del sobrepasado diseño. Pasó que, al crear un enclave de riqueza –la capital es la ciudad con el más alto ingreso per cápita del Brasil- en medio de una de las zonas más pobres de América –como son el Norte, el Nordeste y el Oeste de aquel país- se produjo un intenso proceso de migración interna donde los pobres de aquellas regiones se fueron a buscar la oportunidad de ofrecerles servicios a los funcionarios públicos bien pagados. Fueron a Brasilia, “atraídos” por la oportunidad de mejorar, como pasa en los países democráticos, sin que nadie dijera que “hay que traerlos” –ni a Lucio Costa se le ocurrió barbaridad semejante!

Me aterra ver que en el Uruguay del Siglo XXI tanto el Presidente que hemos elegido como uno de sus escuderos preferidos, hablan de “traer” campesinos de países sudamericanos pobres con el mismo desparpajo con que lo harían los dueños de plantaciones del siglo XVI.

Además de ser todo esto profundamente antidemocrático, parece –como mínimo- muy poco probable pensar que campesinos ecuatorianos que viven en el llano a la altura del Ecuador geográfico podrían venir a trabajar al Uruguay donde con frecuencia la temperatura cae a menos de 10 grados; sería como cuando llevaron negros africanos a trabajar en las minas de cobre chilenas a más de dos mil metros de altura y por supuesto los mataron de frío en cosa de semanas.

O que los campesinos bolivianos del Altiplano, que viven a 3 y 4 mil metros de altura, vendrían a trabajar al llano a que se les hinchen los pies, no haya plantas de coca para mascar, y estén lejos de las osamentas de sus ancestros que para ellos son un elemento religioso crucial; razón por la cual pocos emigran al llano boliviano, donde la oportunidad económica es mucho más atractiva que venir a trabajar en zonas vacías del departamento de Artigas –que, por cierto, están vacías no porque sus habitantes se fueron a Montevideo a conocer las luces de la ciudad o porque los atrajo el candombe, sino porque huyeron de un lugar donde la oportunidad económica no existe.

O para pensar en “traer” campesinos argentinos sin darse cuenta que buena parte del enorme influjo de inversión argentina a los campos uruguayos tuvo como motivo que la mano de obra uruguaya –a todos los niveles, incluyendo los peones del campo- gana una fracción pequeña de lo que obtiene en casi cualquier otro país medianamente desarrollado.

No se han dado cuenta que aquí se gana tan mal que ni con atraso cambiario vienen ya jóvenes peruanas a emplearse en trabajo doméstico en Montevideo como pasaba en los Noventa?

lunes, 9 de noviembre de 2009

Para Búsqueda - cartas de los lectores

Estimado Sr. Director, es cosa de las profesiones.
Están los que hacen cuentas, calculan el aumento del total de salarios pagados en la economía –la llamada masa salarial- y, si son del Gobierno, festejan porque la misma aumentó significativamente en este año. Si son contadores de un shopping, le agregan a la expansión de la masa salarial el efecto de la caída de la cotización real del dólar entre nosotros, y se frotan las manos pensando que será espectacular la próxima zafra navideña, y que el grueso de la expansión de las ventas será en electrodomésticos.
Están los que informan y se lo cuentan a su público, es decir los periodistas, que después de conversar en el shopping, difunden la buena nueva en primera plana si son del diario, o en lugar destacado del noticiero si son de la TV.
Y estamos los que analizamos qué significa esto y, no siempre, aparecemos como aguafiestas.
No siempre, pero sí esta vez.
Que haya crecido la masa salarial del sector público sería defendible si los ingresos públicos hubieran crecido en la misma proporción y de modo previsiblemente estable para el futuro. Pero no fue así, porque esa expansión se financió con déficit fiscal. El mismo va a resultar un problema político serio en 2010 cuando el Gobierno entrante –sea cual sea- tenga que decirle a COFE “muchachos, lo siento, pero no tengo cómo pagarles lo que se les prometió el año pasado”. Conviene preguntarle a la IMM qué pasa en esos casos.
Que haya crecido la masa salarial del sector privado sería excelente si hubiera crecido en la misma proporción la productividad de las empresas que tienen que pagar los salarios. Pero ocurrió lo contrario, ya que la tasa de crecimiento del empleo privado no agropecuario superó largamente, en 2009, a la del PBI de esas mismas empresas. Quiere decir que con menos productividad las empresas privadas tendrán que ver cómo pagan salarios reales incrementados. Esto se traducirá en conflictos obrero-patronales, en reducción del empleo, en caída de la inversión y, posiblemente, hasta en cierres de empresas.
Que se prevea un despegue intenso de la demanda por electrodomésticos importados también tiene el atractivo de aumentar el bienestar de los hogares. Pero el déficit fiscal suele ir acompañado de déficit en las cuentas externas, y ello se ha ido verificando en la medida en que desde 2004, último año en que a duras penas logramos equilibrar la balanza de comercio exterior de bienes, el déficit externo ha crecido sistemáticamente hasta superar los mil millones de dólares –una Botnia- en 2008. Este año, a pesar de caídas estrepitosas de las importaciones de bienes de capital (cayeron en 20 por ciento) y de bienes intermedios sin contar petróleo y sus derivados ni energía eléctrica (cayeron 27,5 por ciento), el déficit del comercio exterior de bienes se mantiene en el entorno de una Botnia… cada año.
Así, estimado Director y estimados lectores, no puedo festejar los resultados: un déficit fiscal rígido que habrá que financiar y también discutir acremente con una central sindical ensoberbecida, un déficit de operación privado de difícil sustentación, y un déficit externo que nos endeuda cada vez más… para poder importar más electrodomésticos.
Jaime Mezzera

jueves, 5 de noviembre de 2009

Fenómenos

Preocupa la gestión de las políticas económicas. Se nos dice sin más que la apreciación del peso es un fenómeno mundial, como si hubiera alguna fuerza mágica que lo determinara, y como si no se generara daño alguno para la economía nacional.
La apreciación del peso uruguayo, como la de algunas otras monedas, se debe a un fenómeno conocido como “carry trade”. Éste consiste en endeudarse en una moneda a baja tasa de interés e invertir en otra moneda a una tasa de interés mayor. Por efecto del “carry trade” inducido por las tasas de interés, es usual que la moneda receptora de los flujos se revalúe. Con eso el “trader” ganará por partida doble: porque invierte a una tasa de interés mayor que la de su deuda y porque la moneda en que invirtió se revalúa respecto de la original.
Así, los datos del BCU muestran que el país está perdiendo competitividad con el mundo entero –salvo con Brasil.
Por qué no con Brasil?
Porque el “carry trade” hacia Brasil es enorme: en octubre se registró la segunda mas alta entrada de capitales de corto plazo de la historia; y ello ocurrió a pesar que el 20 de octubre el Gobierno introdujo un impuesto de 2 por ciento a estos negocios que los redujo… a la cuarta parte! La entrada de estos capitales “golondrina” en Brasil fue de 919 millones de dólares por día en los primeros 19 días del mes, y cayó a 231 millones diarios a partir de la aplicación del impuesto, el 20 de octubre.
Esto quiere decir que se va a reducir la tasa de valorización del real en Brasil; lo cual le da frío a cualquiera que observe que, como en 1982, y en 1999 y en 2002, es probable que el actual gobierno siga diciendo que no hay de qué preocuparse “porque las exportaciones no paran de crecer” o cosa parecida. Y ya sabemos lo que pasa después.
Por su parte, el marco internacional es de un enorme desequilibrio de flujos de dinero, como advirtió ayer Nouriel Roubini. En efecto, el “carry trade” se apoya en que es casi cero la tasa de interés en EE.UU. y la expectativa para los próximos meses es que el valor del dólar se siga reduciendo frente a otras monedas. Mientras eso se mantenga, los operadores financieros internacionales son Gardel, igualito a como lo fueron hasta mediados del 2008.
Pero en algún momento eso se va a revertir –lo previsible es que el Fed suba la tasa de interés y así interrumpa la desvalorización del dólar- generando una corrida intensa para “volver al dólar”. Muchos se endeudaron en dólares para invertir en otras monedas: significa que si el dólar se fortalece, a los endeudados les resultará difícil cubrir aquellas deudas en fortalecidos dólares con debilitados reales o pesos uruguayos o lo que sea…Ese va a ser el mecanismo de explosión de esta burbuja nueva que se está generando por las medidas de EE.UU. que les permitieron evitar una recesión como la de 1930.
La forma de desinflar pronto la burbuja es desalentar los flujos internacionales de capital especulativo como hizo Brasil hace quince días –pero el flujo hacia Brasil es una minucia comparado con los flujos totales en el plano internacional. Sería necesario que países grandes siguieran ese camino, como va a proponer Brasil en el G-20
La experiencia de los años recientes sugiere que la burbuja no se va a desinflar temprano sino tarde, y no con un suave “pufff” sino con un enorme “bang!”.
En ese caso, qué podría hacer el Uruguay?
Como escribí el 7 de octubre en un artículo que salió en El Observador pocos días después, “Una solución adecuada a nuestro marco jurídico es gravar en alrededor de 5 por ciento los retiros de toda remesa hecha desde el extranjero que no haya pasado al menos dos años invertida en el país. Con eso se desalientan los llamados “capitales golondrina” sin interferir con la inversión productiva, y se desecha el argumento mágico” de la pérdida de valor del dólar.
Brasil impuso ese impuesto, a un nivel de 2 por ciento, el 10 de octubre, no porque el Ministro Mantega me haya leído en El Observador sino por la evidencia del daño que esta revalorización cambiaria hace a todas las actividades productivas, especialmente a las que no están sustentadas por la altísima productividad de los suelos. Hoy mismo el Ministro Mantega, hablando en Londres en un seminario para inversores, dijo: “En un primer momento, la atracción de dólares es positiva, pero en el segundo momento es mala porque daña la competitividad y la atracción del sector manufacturero por causa de la excsiva valorización del real, que encarece las exportaciones.”. (La noticia puede leerse en el Estado de Sao Paulo de hoy 5 de noviembre de 2009. La traducción es mía)
Habría que aprender de Mantega.

Enfoques discordantes

Todo productor de bienes o servicios que compiten con producción extranjera (los “transables” de que hablamos los economistas) sabe que, aunque no sea el único, el nivel del tipo de cambio real es el principal elemento que determina su rentabilidad.
Desde otras tiendas ello se disputa. Veamos.
El Gobierno dijo recientemente que la competitividad de nuestra economía no ha disminuido. Los datos sobre tipo de cambio real efectivo del BCU dicen que sí lo ha hecho, en proporciones significativas, y especialmente con los países con los que más nos convendría comerciar si no fuera por las trabas que impone el Mercosur: EE.UU., México, Gran Bretaña, Italia, Alemania, España, China. Casi nada. Desde marzo de 2005 hemos perdido competitividad con todos ellos, y la hemos ganado sólo con Brasil. Es la misma situación de 1987-88 cuando con la misma política y los mismos argumentos nos embretamos a exportar sólo a Brasil… así nos fue.
Hay quien argumenta que más allá de la cambiaria “hay otras vías de ganar competitividad”. Esas “otras vías” son inversiones privadas que generan más productividad. Pero con un cambio real muy bajo nadie en su sano juicio emprende inversiones en producción de transables que, si se concretaran, conducirían a obtener las ganancias de productividad que en el futuro permitirían a las empresas ser rentables con cualquier política cambiaria. En Chile se quebró el cambio fijo en 1982 pero recién en 1985 un Ministro sensato se comprometió a que el tipo de cambio real se mantendría a un nivel alto y estable durante los siguientes cinco años y así desató el proceso de modernización que hoy tanto envidiamos los uruguayos anclados en el pasado por el atraso cambiario recurrente. Ese proceso de modernización es agropecuario, es pesquero, es minero, es industrial, es en infraestructura, es en servicios sociales, es en prestación de servicios de alta tecnología… y se basó, originalmente, en el cumplimiento de la promesa ministerial de tipo de cambio real alto y estable. Las mentadas “otras vías” no existen sin la promesa de rentabilidad que significa un cambio real alto garantizado por un lapso prudencial.
Hay quien argumenta que la caída del valor del dólar en el Uruguay refleja un fenómeno mundial. Sería “algo que pasa”, inevitable, casi mágico... La verdad es que como la tasa de interés es más baja en los EE.UU. que en otros países, grandes inversores se endeudan a tasas bajas en EE.UU. y compran papeles de países donde dicha tasa es más alta –entre ellos, el Uruguay y el Brasil. El gobierno brasileño no dice que esto es inevitable ni mágico sino que propone impedirlo con medidas adecuadas a su marco jurídico. Una solución adecuada a nuestro marco jurídico es gravar en alrededor de 5 por ciento los retiros de toda remesa hecha desde el extranjero que no haya pasado al menos dos años invertida en el país. Con eso se desalientan los llamados “capitales golondrina” sin interferir con la inversión productiva, y se desecha el argumento mágico.
Hay quien argumenta que en el largo plazo el tipo de cambio no es importante para determinar la rentabilidad de la producción transable. Esta es una suposición teórica sistemáticamente desmentida por la realidad. En efecto, no sólo es que China lleva casi cuarenta años creciendo más que nadie en la historia con su paridad bajísima, sino que EE.UU. lleva muchas décadas con su moneda sobrevalorada, exceso de consumo interno, ahorro insuficiente y desequilibrios crecientes en su sector transable. Hace décadas que tales desequilibrios van enriqueciendo a varios países inteligentes y usualmente asiáticos que empezaron a crecer a través de un tipo de cambio real alto; con eso indujeron a sus inversores a lograr las ganancias de competitividad que más adelante les permitieron dejar que el cambio real se deteriorara paulatinamente: Japón, Corea, Chile, Malasia, Filipinas, Singapur, Hong Kong, la India, Vietnam, finalmente China….
Empezó alrededor de 1950 y sigue en 2009. Entonces, que alguien me explique: ¿cuántos años dura este largo plazo?
Los errores factuales y estos argumentos teóricos errados son los mismos con que se viene defendiendo desde hace medio siglo cada uno de los sucesivos atrasos cambiarios que han destruido esta economía y esta sociedad. Como aquel dictador que en 1982 decía que “solo los marcianos…” y un Presidente que en 2002 le espetó al líder de los exportadores “usted sólo habla de tipo de cambio” como si aquello fuera un insulto.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Análisis político en la UC

Anoche –martes 13 de octubre- se realizó en el Aula Magna de la Universidad Católica la tercera sesión del Monitor de Campaña Electoral, que fue la última antes de la primera vuelta electoral. Como es usual, estuvieron dos de los profesores “de la casa”, es decir Luis Eduardo González e Ignacio Zuasnábar y como invitado concurrió Oscar Bottinelli.
Quería compartir con ustedes los que a mi juicio fueron los principales puntos altos que surgieron de las tres exposiciones.
El primero, que debimos al enojo del Profesor González con las acusaciones hechas por muchos –y principalmente vocalizadas en TV por Nery Pinatto- una larga defensa de la seriedad de “las encuestadoras profesionales” (en el léxico del Profesor González, todas menos MPC) de la cual extraje una conclusión interesante. Ésta fue que tanto en 2004 como en las previsiones de las “encuestadoras profesionales” para 2009, entre junio y octubre la votación del FA aumentó en alrededor de 13 puntos en 2004 y se prevé que aumente algo menos de eso -11 puntos- en 2009, en tanto entre junio y octubre de 2004 cayeron las votaciones sumadas de los dos partidos fundacionales en 25 por ciento, y se prevé que en octubre caigan algo menos, 23 puntos. Básicamente, esto dice que, desde un punto de vista estadístico, no son descabellados los rangos de votación que “las profesionales” anuncian para los tres partidos tradicionales para octubre. Planteó como final de su exposición que la diferencia es contra-intuitiva por cuanto la mayor militancia del FA y el carácter voluntario de la participación electoral en junio deberían, en principio, predecir los resultados exactamente inversos.
De la exposición de Ignacio Zuasnábar surgieron dos conclusiones importantes. La primera fue una explicación creíble del fenómeno reseñado por el Director de Cifra, que se vincula a dos defectos del sistema de votación implantado en la reforma constitucional de 1996 como un intento de blancos y colorados de impedir –de hecho retrasar, y vuelvo sobre esto en seguida- la victoria del FA. El primer defecto es que la campaña es demasiado larga y el segundo es que los partidos fundacionales usan los resultados de junio para formar sus listas parlamentarias, especialmente las que apuntan a la Cámara de Diputados. Así, los ciudadanos que en junio ganan los primeros lugares en dichas listas “van en coche” en octubre ya que su posición en la lista virtualmente les garantiza un sillón parlamentario. Y los ciudadanos que en junio quedan relegados a puestos “de riesgo” en la lista, que tienen todo el incentivo para trabajar duro para octubre, son los que ya en junio mostraron menor “arrastre electoral” y quedaron con menor solidez financiera debido al sistema de “pago por voto” de la Corte Electoral. A ello se agrega que los candidatos del Interior trabajan duro para junio por las razones anotadas, y tienen una razón adicional para “hacer la plancha” en octubre como forma de guardar fuerzas y fondos para mayo.
La segunda conclusión importante fue que el intento de 1996 de impedir la victoria del FA fue, de hecho, un desastre para los partidos fundacionales: de haber ganado el Dr. Vázquez la Presidencia en 1999, lo habría hecho sin mayoría parlamentaria y habría tenido que enfrentar la situación plagada de desastres fortuitos que llevaron, como resultado electoral de la gestión del Dr. Batlle, a la desaparición del Partido Colorado como un actor electoral de primera línea en 2004 y 2009.
Por su parte, el Dr. Bottinelli relevó una circunstancia poco manejada en la campaña: que el proceso electoral de 2009 marca el fin del ascenso de las preferencias por el FA que se inició entre las elecciones de 1966 y 1971 y desde entonces procedió a un ritmo avasallante de algo menos de 10 puntos porcentuales de votación por quinquenio –con el paréntesis de la dictadura, claro- hasta llevarlo a la victoria en la primera vuelta de 2004. Hasta ese año, entonces, el FA fue cumpliendo con éxito el postulado de la acumulación de fuerzas que los llevó “primero al Gobierno y desde allí, al Poder”. Al margen de cual sea el resultado de la elección presidencial, queda claro que dicha acumulación se ha interrumpido como resultado de la tenencia del sillón presidencial y la mayoría parlamentaria, a pesar del increíblemente fuerte “viento a favor” de que disfrutaron en materia económica.
En segundo lugar, el expositor agregó el elemento demográfico. Analizó las tendencias de voto por grupos de edad –donde la votación por franja etaria se aproxima por el resultado de los circuitos donde se congregan ciudadanos de distintos grupos etarios- aproximando la intensidad con que los jóvenes votan principalmente al FA y los mayores principalmente a los partidos fundacionales. Si bien por razones que no me quedaron claras excluyó de su análisis el impacto de la emigración –que en este quinquenio ha sido muy fuerte y concentrada en los jóvenes-, proyectó el “efecto demográfico” para concluir que, manteniendo las mismas proporciones de 2004 en los distintos grupos etarios, el FA debería obtener el 52.4 por ciento de la votación en octubre. Como está claro que difícilmente se acerque a esa cifra, se concluye, no sólo que se interrumpió el crecimiento, sino que ha comenzado una retracción de su atractivo debido al realismo que impone el análisis de su ejercicio del poder.
Finalmente, interesa señalar que como un elemento explicativo de la chatura de la campaña se mencionó la edad de los candidatos presidenciales del FA y el PN. Agrego de mi cosecha que en efecto, si gana Mujica terminaría su período con casi 80 años, y Lacalle con 75. Se dice también que Vázquez ha hecho una serie de movidas políticas –siempre tan hábiles como amorales- dirigidas a fortalecer su prevista campaña en 2014; si fuera electo terminaría su gestión con más de 80 años –no tan lejos del caso extremo de Balaguer, Presidente de Dominicana, anciano y ciego, que presidió su país hasta los 89. En un país que acaba de reducir la edad de jubilación a 60 años, las edades de estos candidatos presidenciales parecen grotescas.

sábado, 10 de octubre de 2009

Qué tan largo es el largo plazo?

Todo productor de bienes o servicios que compiten con producción extranjera (los “transables” de que hablamos los economistas) sabe que, aunque no sea el único, el nivel del tipo de cambio real es el principal elemento que determina su rentabilidad.
Desde otras tiendas ello se disputa. Veamos.
El Gobierno dijo recientemente que la competitividad de nuestra economía no ha disminuido. Los datos sobre tipo de cambio real efectivo del BCU dicen que sí lo ha hecho, en proporciones significativas, y especialmente con los países con los que más nos convendría comerciar si no fuera por las trabas que impone el Mercosur: EE.UU., México, Gran Bretaña, Italia, Alemania, España, China. Casi nada. Desde marzo de 2005 hemos perdido competitividad con todos ellos, y la hemos ganado sólo con Brasil. Es la misma situación de 1987-88 cuando con la misma política y los mismos argumentos nos embretamos a exportar sólo a Brasil… así nos fue.

Hay quien argumenta que más allá de la cambiaria “hay otras vías de ganar competitividad”. Esas “otras vías” son inversiones privadas que generan más productividad. Pero con un cambio real muy bajo nadie en su sano juicio emprende inversiones en producción de transables que, si se concretaran, conducirían a obtener las ganancias de productividad que en el futuro permitirían a las empresas ser rentables con cualquier política cambiaria. En Chile se quebró el cambio fijo en 1982 pero recién en 1985 un Ministro sensato se comprometió a que el tipo de cambio real se mantendría a un nivel alto y estable durante los siguientes cinco años y así desató el proceso de modernización que hoy tanto envidiamos los uruguayos anclados en el pasado por el atraso cambiario recurrente. Ese proceso de modernización es agropecuario, es pesquero, es minero, es industrial, es en infraestructura, es en servicios sociales, es en prestación de servicios de alta tecnología… y se basó, originalmente, en el cumplimiento de la promesa ministerial de tipo de cambio real alto y estable. Las mentadas “otras vías” no existen sin la promesa de rentabilidad que significa un cambio real alto garantizado por un lapso prudencial.

Hay quien argumenta que la caída del valor del dólar en el Uruguay refleja un fenómeno mundial. Sería “algo que pasa”, inevitable, casi mágico... La verdad es que como la tasa de interés es más baja en los EE.UU. que en otros países, grandes inversores se endeudan a tasas bajas en EE.UU. y compran papeles de países donde dicha tasa es más alta –entre ellos, el Uruguay y el Brasil. El gobierno brasileño no dice que esto es inevitable ni mágico sino que propone impedirlo con medidas adecuadas a su marco jurídico. Una solución adecuada a nuestro marco jurídico es gravar en alrededor de 5 por ciento los retiros de toda remesa hecha desde el extranjero que no haya pasado al menos dos años invertida en el país. Con eso se desalientan los llamados “capitales golondrina” sin interferir con la inversión productiva, y se desecha el argumento mágico.

Hay quien argumenta que en el largo plazo el tipo de cambio no es importante para determinar la rentabilidad de la producción transable. Esta es una suposición teórica sistemáticamente desmentida por la realidad. En efecto, no sólo es que China lleva casi cuarenta años creciendo más que nadie en la historia con su paridad bajísima, sino que EE.UU. lleva muchas décadas con su moneda sobrevalorada, exceso de consumo interno, ahorro insuficiente y desequilibrios crecientes en su sector transable. Hace décadas que tales desequilibrios van enriqueciendo a varios países inteligentes y usualmente asiáticos que empezaron a crecer a través de un tipo de cambio real alto; con eso indujeron a sus inversores a lograr las ganancias de competitividad que más adelante les permitieron dejar que el cambio real se deteriorara paulatinamente: Japón, Corea, Chile, Malasia, Filipinas, Singapur, Hong Kong, la India, Vietnam, finalmente China….

Empezó alrededor de 1950 y sigue en 2009. Entonces, que alguien me explique: ¿cuántos años dura este largo plazo?

Los errores factuales y estos argumentos teóricos errados son los mismos con que se viene defendiendo desde hace medio siglo cada uno de los sucesivos atrasos cambiarios que han destruido esta economía y esta sociedad. Como aquel dictador que en 1982 decía que “solo los marcianos…” y un Presidente que en 2002 le espetó al líder de los exportadores “usted sólo habla de tipo de cambio” como si aquello fuera un insulto.

lunes, 21 de septiembre de 2009

A pocas semanas

La campaña actual es muy pobre, principalmente porque así le conviene al Frente con ese candidato imposible que le impusieron el MPP y el PCU, y porque así se lo toleran los diarios y las emisoras de TV que, por filiación política, presión gubernamental o simple incompetencia, no se dan cuenta que lo que dice Mujica son estupideces hasta que lo oyen pronunciado por El Líder.
El Frente usó las decenas de millones de dólares que de alguna manera ha reunido y las presiones que ejerce sobre los medios de prensa, para gritar a los cuatro vientos que Lacalle se había lastimado estando borracho, que su gobierno había estado plagado de corrupción, que Larrañaga es un perro faldero que les pega a las mujeres, que Bordaberry es hijo de un dictador… todo tan culto y republicano como novedoso y relevante para definir si uno u otro será un buen Presidente.
El primer error de los blancos fue poner la otra mejilla; previsiblemente fueron crucificados por las cuatro empresas encuestadoras que tanto se equivocaron en junio. El segundo fue apuntar al pasado terrorista de Mujica, sin percibir que lo importante es lo que Mujica promete para el futuro.
Como en algunas cosas los uruguayos tenemos suerte, la incontinencia verbal de Mujica le hizo ganarse el epíteto que le prodigó El Líder desde la capital del Imperio y esta comedia de errores quizá lleve a que el resto de la campaña analice propuestas.
Mujica tendrá que definir su rumbo preferido: ha dicho que quiere orientarnos hacia Nueva Zelanda, o hacia Finlandia, o hacia sus admirados Kung San, aquellos que él cree que trabajan dos horas y después se dedican “a la joda y el chusmerío”.
Especialmente los que apoyaron a Astori en las internas deben considerar lo que dijo Mujica en dos momentos recientes de candor, sin los límites y los “cuidado con espantar a los burgueses” que le imponen sus asesores de imagen.
Expropiación masiva de la tierra, descalificación de la Justicia, lucha de clases asociada a barrios, justificación de la violencia tupamara, “hay que traer” campesinos bolivianos (más tarde “indios ecuatorianos”), la Universidad es un elefante jodido que debe ser estrictamente controlado por un gobierno de izquierda, sujeción al Brasil pero que se dejen de joder con los lácteos, una Fuerza Aérea con 80 kamikazes, todos los bancos “son joda”, prohibición de importar autos de extrazona a cambio de no sabemos qué concesiones, descalificación masiva de las ONG como “infección”, encuentra más fácil hablar con Achugarry y Bensión que con Astori, va a la Argentina a pedir votos y vuelve insultándolos… su cabeza es un cajón de turco.
Con razón Cafiero destapó que Mujica no se da cuenta, pero es un peronista.
Bueno, amigos astoristas, si quieren lo votan.
Para mí octubre, elección parlamentaria, es de una claridad meridiana –ni Mujica ni Lacalle merecen mi voto. Mucho menos claro es noviembre. Por suerte, hay un mes más para pensar.

Jaime Mezzera