jueves, 5 de noviembre de 2009

Fenómenos

Preocupa la gestión de las políticas económicas. Se nos dice sin más que la apreciación del peso es un fenómeno mundial, como si hubiera alguna fuerza mágica que lo determinara, y como si no se generara daño alguno para la economía nacional.
La apreciación del peso uruguayo, como la de algunas otras monedas, se debe a un fenómeno conocido como “carry trade”. Éste consiste en endeudarse en una moneda a baja tasa de interés e invertir en otra moneda a una tasa de interés mayor. Por efecto del “carry trade” inducido por las tasas de interés, es usual que la moneda receptora de los flujos se revalúe. Con eso el “trader” ganará por partida doble: porque invierte a una tasa de interés mayor que la de su deuda y porque la moneda en que invirtió se revalúa respecto de la original.
Así, los datos del BCU muestran que el país está perdiendo competitividad con el mundo entero –salvo con Brasil.
Por qué no con Brasil?
Porque el “carry trade” hacia Brasil es enorme: en octubre se registró la segunda mas alta entrada de capitales de corto plazo de la historia; y ello ocurrió a pesar que el 20 de octubre el Gobierno introdujo un impuesto de 2 por ciento a estos negocios que los redujo… a la cuarta parte! La entrada de estos capitales “golondrina” en Brasil fue de 919 millones de dólares por día en los primeros 19 días del mes, y cayó a 231 millones diarios a partir de la aplicación del impuesto, el 20 de octubre.
Esto quiere decir que se va a reducir la tasa de valorización del real en Brasil; lo cual le da frío a cualquiera que observe que, como en 1982, y en 1999 y en 2002, es probable que el actual gobierno siga diciendo que no hay de qué preocuparse “porque las exportaciones no paran de crecer” o cosa parecida. Y ya sabemos lo que pasa después.
Por su parte, el marco internacional es de un enorme desequilibrio de flujos de dinero, como advirtió ayer Nouriel Roubini. En efecto, el “carry trade” se apoya en que es casi cero la tasa de interés en EE.UU. y la expectativa para los próximos meses es que el valor del dólar se siga reduciendo frente a otras monedas. Mientras eso se mantenga, los operadores financieros internacionales son Gardel, igualito a como lo fueron hasta mediados del 2008.
Pero en algún momento eso se va a revertir –lo previsible es que el Fed suba la tasa de interés y así interrumpa la desvalorización del dólar- generando una corrida intensa para “volver al dólar”. Muchos se endeudaron en dólares para invertir en otras monedas: significa que si el dólar se fortalece, a los endeudados les resultará difícil cubrir aquellas deudas en fortalecidos dólares con debilitados reales o pesos uruguayos o lo que sea…Ese va a ser el mecanismo de explosión de esta burbuja nueva que se está generando por las medidas de EE.UU. que les permitieron evitar una recesión como la de 1930.
La forma de desinflar pronto la burbuja es desalentar los flujos internacionales de capital especulativo como hizo Brasil hace quince días –pero el flujo hacia Brasil es una minucia comparado con los flujos totales en el plano internacional. Sería necesario que países grandes siguieran ese camino, como va a proponer Brasil en el G-20
La experiencia de los años recientes sugiere que la burbuja no se va a desinflar temprano sino tarde, y no con un suave “pufff” sino con un enorme “bang!”.
En ese caso, qué podría hacer el Uruguay?
Como escribí el 7 de octubre en un artículo que salió en El Observador pocos días después, “Una solución adecuada a nuestro marco jurídico es gravar en alrededor de 5 por ciento los retiros de toda remesa hecha desde el extranjero que no haya pasado al menos dos años invertida en el país. Con eso se desalientan los llamados “capitales golondrina” sin interferir con la inversión productiva, y se desecha el argumento mágico” de la pérdida de valor del dólar.
Brasil impuso ese impuesto, a un nivel de 2 por ciento, el 10 de octubre, no porque el Ministro Mantega me haya leído en El Observador sino por la evidencia del daño que esta revalorización cambiaria hace a todas las actividades productivas, especialmente a las que no están sustentadas por la altísima productividad de los suelos. Hoy mismo el Ministro Mantega, hablando en Londres en un seminario para inversores, dijo: “En un primer momento, la atracción de dólares es positiva, pero en el segundo momento es mala porque daña la competitividad y la atracción del sector manufacturero por causa de la excsiva valorización del real, que encarece las exportaciones.”. (La noticia puede leerse en el Estado de Sao Paulo de hoy 5 de noviembre de 2009. La traducción es mía)
Habría que aprender de Mantega.

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